Introducción: Increíble Misión de Rescate

En la madrugada del 4 de julio de 1976, mientras muchas naciones celebraban sus festividades típicas, el mundo entero quedó sorprendido al conocer los detalles de una audaz misión de rescate llevada a cabo en un distante país africano. La Operación Entebbe, también conocida como Operación Trueno, fue una misión de rescate de rehenes realizada por comandos israelíes en el aeropuerto de Entebbe, Uganda. Esta operación no solo se destacó por su planificación meticulosa y ejecución precisa, sino también por su relevancia política y humanitaria en una época marcada por tensiones internacionales y actos de terrorismo.

El Secuestro del Vuelo Air France 139

El 27 de junio de 1976, el vuelo 139 de Air France despegó de Tel Aviv con destino a París, haciendo escala en Atenas. A bordo iban 248 pasajeros y 12 tripulantes. Poco después del despegue de Atenas, el avión fue secuestrado por cuatro terroristas: dos pertenecientes al Frente Popular para la Liberación de Palestina y dos a la organización revolucionaria alemana Baader-Meinhof. Los secuestradores, armados y peligrosos, desviaron el vuelo hacia Bengasi, Libia, y luego al aeropuerto de Entebbe en Uganda, donde establecieron su cuartel general con el apoyo del dictador ugandés Idi Amin.

Condiciones en Entebbe y Demandas de los Secuestradores

En el aeropuerto de Entebbe, los secuestradores separaron a los pasajeros israelíes y judíos del resto, manteniéndolos en la terminal antigua del aeropuerto. Uno de los momentos más sobrecogedores fue el trato inhumano y las amenazas constantes a los rehenes. Los terroristas exigieron la liberación de 40 palestinos retenidos en Israel y 13 presos en Kenia, Suiza, Francia y Alemania, amenazando con matar a los rehenes si no se cumplían sus demandas. Ante esta situación crítica, y con una fecha límite que apenas daba margen de maniobra, el gobierno israelí tomó la valiente decisión de intervenir militarmente.

Planificación y Ejecución de la Operación

El brillante plan de rescate fue orquestado por el entonces Primer Ministro israelí Yitzhak Rabin y su gabinete, con la planeación táctica a cargo del Comando de la Fuerza de Defensa de Israel. La operación fue un desafío logístico formidable: transportación aérea a una distancia de más de 4,000 kilómetros, y la necesidad de una acción rápida y precisa para garantizar la seguridad de los rehenes. La inteligencia militar israelí recopiló toda la información posible, incluyendo planos del aeropuerto, y los comandos realizaron simulaciones detalladas. En la noche del 3 de julio, cuatro aviones de carga Hercules C-130 despegaban de Israel rumbo a Uganda, llevando a bordo a 200 soldados y vehículo de reconocimiento.

El Asalto y Rescate en Entebbe

A las 23:00 horas del 4 de julio, los aviones aterrizaron discretamente en una pista apartada del aeropuerto de Entebbe. En un acto ingenioso, los comandos israelíes utilizaron un vehículo Mercedes negro similar al del presidente ugandés y vehículos Land Rover para acercarse a la terminal sin levantar sospechas. El ataque fue rápido y letal: en apenas 90 minutos, los comandos neutralizaron a los secuestradores, liberaron a 102 de los 106 rehenes, y destruyeron varios aviones MiG-17 ugandeses para eliminar cualquier persecución futura. Tristemente, Yonatan Netanyahu, comandante del Sayeret Matkal y hermano del futuro Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu, falleció durante la operación, convirtiéndose en el único efectivo israelí caído en combate.

Repercusiones y Legado Histórico

El impacto de la Operación Entebbe resonó mundialmente. Fue un golpe contundente al terrorismo internacional y una muestra inquebrantable de la determinación israelí para proteger a sus ciudadanos. El éxito del rescate reforzó la percepción de Israel como una nación formidablemente preparada para enfrentar situaciones extremas y salvaguardar vidas humanas. Desde entonces, Entebbe se ha estudiado como un caso ejemplar de precisión militar y valentía. Asimismo, se suscitó un intenso debate sobre la legitimidad del uso de la fuerza en la lucha contra el terrorismo, influyendo en políticas internacionales y procedimientos antiterroristas hasta la fecha.

Conclusiones

La Operación Entebbe sigue siendo un emblema de audacia y capacidad estratégica. Este hecho histórico no solo sorprendió al mundo por su complejidad y éxito, sino que también dejó una lección crucial sobre la importancia de la preparación, la valentía y la determinación en la lucha contra el terrorismo. Además, subraya la eficacia de una acción bien planificada y ejecutada bajo presión extrema, convirtiendo la Operación Entebbe en un evento inolvidable e inspirador para futuras generaciones.